sábado, 6 de octubre de 2012

MAESTRÍA EN YOGASANA - part I: "Conciencia Corporal"

Creemos que la inteligencia y la percepción sólo tienen lugar en nuestros cerebros, pero el Yoga nos enseña que la percepción consciente y la inteligencia deben permear todo el cuerpo. Todas las partes del cuerpo deben ser "anegadas" por la inteligencia. Debemos crear un matrimonio entre la percepción consciente del cuerpo y la de la mente.

Mucha gente utiliza tan poco su cuerpo que pierde la sensibilidad de la consciencia corporal, sin ninguna consciencia en sus movimientos, sin inteligencia. No hay acción. "LA ACCIÓN ES MOVIMIENTO CON INTELIGENCIA". 


 hanumana namaskara

El Yoga nos enseña cómo insuflar inteligencia a nuestros movimientos, transformándolos en acción. De hecho, la acción que se introduce en un asana debería animar a la inteligencia, mientras que normalmente la mente queda atrapada y se excita solo con el movimiento. Eso no es yoga. Yoga es cuando uno inicia una acción en asana, y en alguna otra zona del cuerpo, algo se mueve sin permiso. La inteligencia lo investiga y pregunta: "¿Está eso bien o mal? Y si está mal ¿qué puedo hacer para cambiarlo?".
¿Cómo desarrollar esa inteligencia en el cuerpo? ¿Cómo aprender a convertir nuestro movimiento en acción? Asana puede empezar a enseñárnoslo. Desarrollamos una sensibilidad tan intensa que cada poro de la piel actúa como un ojo interior. Nos hacemos sensibles a la interconexión entre piel y carne. De esta manera, nuestra percepción consciente se difunde por toda la periferia de nuestro cuerpo y puede sentir si tenemos el cuerpo alineado en un asana en particular. Con la ayuda de esos ojos puede ajustarse y equilibrarse suavemente el cuerpo desde el interior. Eso es distinto a ver con los ojos normales. En lugar de eso se siente, se siente la posición del cuerpo. Cuando se está en la postura del guerrero, con los brazos extendidos, se pueden ver los dedos de la mano que está delante, pero también pueden sentirse. Pueden sentirse sus posiciones y su extensión hasta la punta de los dedos. también puede sentirse la colocación de la pierna trasera y decir si está recta o no sin tener que mirar hacia atrás o utilizar un espejo. Hay que ajustar y corregir la postura corporal con la ayuda de los trillones de ojos con los que contamos en forma de células. Así es como se empieza a introducir percepción consciente en el cuerpo y a fusionar la inteligencia cerebral con la muscular. Esta inteligencia debe existir en todo el cuerpo a lo largo de too el asana. En el momento en que desaparece la sensación en la piel, el asana se torna torpe, perdiéndose el flujo o corriente de la inteligencia.
La percepción consciente del cuerpo y la inteligencia del cerebro y del corazón deben mantenerse en armonía. El cerebro puede dar instrucciones al cuerpo para adoptar una postura, paro el corazón también debe sentirlo. La cabeza es la sede de la inteligencia; el corazón es la sede de la emoción. Ambos deben trabajar cooperando con el cuerpo.
Se ejercita la voluntad, pero el cerebro debe estar dispuesto a escuchar al cuerpo y comprobar que resulta razonable y prudente dentro de las capacidades del cuerpo. La inteligencia del cuerpo es un hecho. Es real. La inteligencia cerebral solo es imaginación. El cerebro puede soñar que hoy quiere hacer un difícil estiramiento hacia atrás, pero no puede forzar lo imposible ni siquiera a un cuerpo dispuesto a ello. Siempre intentamos progresar, pero para ello resulta esencial la cooperación interior.
Entonces se podrá contar con un verdadero entendimiento entre el cuerpo y la mente, pero para llegar ahí se necesita humildad en el cerebro y también comprensión en el cuerpo. Si el cerebro recibe conocimiento del cuerpo, más tarde podrá, a su vez, aumentar la inteligencia corporal. De este modo, cuerpo y cerebro empiezan a cooperar para dominar el asana.
Éste es el proceso de entrelazado e interpretación, cuando las envolturas o capas del ser operan en armonía entre sí. Todas las hebras y fibras de nuestro ser, a todos los niveles, entran en contacto y comunicación entre sí. Cuerpo y mente aprenden a trabajar juntos. El conocimiento de la percepción externa y la sabiduría interna deben entrar en contacto al realizar las posturas. En ese momento no existe dualidad; se es uno; se es completo. Se existe sin la sensación de existir.

Mientras se practica Yoga es el cuerpo quien debe decirnos que hacer, y no el cerebro. El cerebro debe cooperar con el mensaje que recibe del cuerpo. Su deber es recibir conocimiento de parte del cuerpo y a continuación guiar el cuerpo para refine la acción. Hay que detenerse y reflexionar en cada movimiento. Eso es desarrollar la atención. Luego en la calma puede uno llenarse de percepción consciente. Hacer un alto no significa que no haya que reflexionar durante los movimientos. Debe existir un análisis constante durante la acción, eso proporcionará una comprensión real. El arte del Yoga radica en la agudeza de la observación.
Cuando nos preguntamos a nosotros mismos : "¿Qué estoy haciendo, porqué lo hago?", nuestras mentes se abren. Eso es tomar consciencia de uno mismo pero sin sentirse cohibidos. Cuando se está cohibido se acaba agotado. También se fuerzan los músculos de modo innecesario porque se está pensando en el asana y en cuanto se quiere uno estirar, en lugar de experimentar el asana y estirar atendiendo a las propias capacidades.

Cuando no se puede mantener el cuerpo quieto tampoco se puede mantener quieto el cerebro. Si se desconoce el silencio corporal, no puede comprenderse el silencio mental. Acción y silencio deben ir de la mano. Si hay silencio debe existir acción consciente y no sólo movimiento. Cuando la acción y el silencio se combinan significa que hay inteligencia. 
Mientras se realizan las posturas la mente debe hallarse en un estado interior consciente; significa silencio; vacío; espacio que puede llenarse de una aguda percepción consciente de las sensaciones creadas por la postura. Uno se observa a sí mismo desde dentro. En completo silencio. Hay que mantener una actitud desapegada hacia el cuerpo y, al mismo tiempo, no descuidar ninguna de sus partes ni mostrar prisa alguna, sino permanecer alerta mientras se ejecuta el asana.
El estado de reposo atento regenera la mente y purifica el cuerpo.


 kandasana

Al ejecutar un asana hay que recargar constantemente la percepción consciente intelectual; eso significa que la atención fluye sin interrupción. En el momento en que uno se hunde, no se recarga y la atención se dispersa. Entonces la práctica de asana es un hábito y no una práctica creativa y vigorizante. En el momento en se introduce la atención se está creando algo, y la creación implica vida y energía. La percepción consciente en acción devuelve la energía y rejuvenece el cuerpo y la mente.. La percepción consciente aporta vida. La vida es dinámica y por lo tanto las asanas también deben serlo.

Fuente: "Luz sobre la vida" - Yogacharya B.K.S. Iyengar

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