domingo, 11 de noviembre de 2012

CÓMO DESARROLLAR UNA PRÁCTICA CORRECTA

Empezar por donde uno está

El único lugar desde el que se puede empezar es exactamente allí donde uno está. El yoga considera que la competición y la comparación son una pérdida inútil de energía. Cree que el júbilo de excelencia en la acción es una fuente de energía más poderosa que la competición. Es cierto que para aprender usted debe compararse con una persona más adelantada, pero compararse con alguien para llegar a la conclusión de que uno es inferior o superior resulta contraproducente. Lo mejor es que no haga caso del imperativo occidental de competir y clasificarse. No se deje influir por la idea de que con sus limitaciones físicas es imposible empezar. Es probable que descubra que sus imágenes mentales de lo que es capaz y de lo que no es capaz de hacer le limitan más que su cuerpo. En yoga, de lo que se trata es de aprender en cada momento. Lo que no pudo hacer usted ayer quizá le sea posible hoy, y tal vez no pueda hacer algo que ayer sí podía. Por eso tiene que prestar tanta atención al momento. Piense en el dicho “Empieza por donde estás y mantente allí”. Y no se trata de estancamiento, porque el cambio y el crecimiento son constantes. La frase alude a tener la sabiduría de sacar el mejor partido posible del presente.

Acerca del tiempo

El aprendizaje de los elementos básicos del hatha yoga no tiene porqué ser muy largo. Su duración depende de la seriedad con que se practique y del estado físico en que uno se encuentre al comenzar. No se llega nunca a un estado en el que uno pueda afirmar: “Ahora ya he aprendido, ya he terminado”. Ya que el cuerpo se encuentra en permanente cambio, el aprendizaje del yoga puede constituir una experiencia que dure toda la vida. La esencia del yoga está fuera del marco temporal que nos limita y en el cual nos hallamos atrapados. Practique el yoga sin estar pendiente del tiempo, con la atención puesta por completo en el momento. Entonces el yoga se convertirá en un proceso de aprendizaje continuo, que se despliega y evoluciona jubilosamente.

La respiración

A la fuerza vital se la llama prana. El sistema de asanas y de respiración del hatha yoga tiende a equilibrar e incrementar la circulación del prana en el cuerpo. El prana existe en todas las cosas, y abunda en el aire, la luz solar, los alimentos y el agua. Podemos tener la vivencia del prana como un movimiento de energía en el cuerpo, en contacto con otra persona, y como una presencia magnética y radiante. La respiración es la clave para entender el prana y la energía. Por lo común, quien tiene unos pulmones sanos y buena capacidad respiratoria posee abundante energía. También el estado anímico influye en la respiración. Cuando la mete está despejada y en equilibrio, la respiración es rítmica y apacible; pero si nos sentimos nerviosos y tensos, la respiración es forzada e irregular. Mientras se practica, es conveniente tener esto en cuenta y cuidar de que la respiración fluya con regularidad.
Durante la práctica del yoga debe respirar sólo por la nariz, y no por la boca. Las fosas nasales filtran y entibian el aire, preparándolo para los pulmones. Existe una red de energía que corresponde al sistema nervioso: son los nadis. Allí donde hay nervios, hay nadis. La energía se absorbe y fluye a través de los nadis. Los conductos nasales tienen más terminaciones nerviosas que la boca; por consiguiente, durante la respiración nasal se absorbe más prana, lo cual ayuda equilibrar el sistema nervioso. Y para eso está la nariz: ¡para respirar! Interrumpa durante un momento la lectura y, con los ojos cerrados, inhale y exhale profundamente por la nariz, varias veces. Muy pronto notará la diferencia. Respire siempre por la nariz, a menos que tenga obstruidas las fosas nasales.
Cuando uno se concentra para aprender una postura nueva, tiende a contener la respiración.
Fíjese, y si descubre que lo hace, procure mantener los movimientos respiratorios. Mientras mantiene las posturas, respire con suavidad, de forma constante y profunda. La inhalación aumenta la fuerza y la firmeza en los músculos. La exhalación los relaja. Por eso, si para adoptar una postura necesita una torsión o un estiramiento, exhale lentamente para mantener flexibles los músculos y todo el cuerpo. Así evitará movimientos forzados y conseguirá más fácilmente la postura.
Fíjese en si respira de la forma adecuada y llena por completo los pulmones. Tiéndase de espaldas y comience a inhalar y exhalar con lentitud. Primero, preste atención a la correcta respiración diafragmática. Al inhalar, el movimiento descendente del diafragma debe hacerle sobresalir el abdomen. Al exhalar, el abdomen volverá a hundirse. Esta respiración correcta proporciona casi la sensación de que es el abdomen el que mueve el aire, o incluso de que éste se llena de aire. El paso siguiente es aprender a llenar completamente los pulmones. Cuando inhale, use el diafragma para llevar el aire a la parte inferior de los pulmones. Entonces siga inhalando para abrir y expandir la caja torácica hacia arriba y hacia los costados. Exhale simultáneamente con el pecho y con el abdomen. Después de haberla practicado un rato de espaldas, cuando esta forma de respirar empiece a parecerle natural, trate de ejecutarla en posición sentada. Aprenda a respirar en forma suave y constante, y evite hacerlo tan solo con el pecho.
Existe una técnica especial de respiración denominada ujaayi, que puede utilizarse para mantener la atención, el nivel de energía y la concentración de la mente durante la práctica del hatha yoga. En ujaayi se mantiene la glotis parcialmente cerrada durante la inhalación y la exhalación. Esta técnica se puede aprender de un maestro o bien mediante el siguiente ejercicio: susurre el sonido prrrr, manteniendo durante unos segundos la rrrr. Después, susurre prrr tanto durante la inhalación como durante la exhalación. No emita un sonido demasiado fuerte, y hágalo de forma suave y rítmica. Cuando pueda emitir este susurro por la boca de forma constante, sin dejar de inhalar y exhalar, cierre la boca y siga produciéndolo por la nariz en ambos movimientos respiratorios. Mantenga la garganta relajada, Esto es ujaayi.

 Swami Chidananda


Concentración y atención

La concentración consiste en enfocar la conciencia en una sola cosa. Para aprender las posturas se necesita concentración, porque la mente debe verificar muchas cosas y realizar ajustes y correcciones. Cuando ya se conoce bien una postura, la concentración llega a su término y entra en juego la atención. La atención es una percepción total y desenfocada de todo el cuerpo. La atención no se puede practicar ni cultivar: simplemente sucede. Cualquier intento de forzarla conduce de inmediato a la concentración. Observe en usted mismo la diferencia entre ambos procesos. Deje que la atención se produzca.

La simetría y el equilibrio

Si se practica correctamente, el yoga es un factor de equilibrio y alineación corporal. El esqueleto está sostenido por el sistema muscular, y un desarrollo desigual de los músculos puede, lo mismo que las tensiones acumuladas, alterar la alineación del cuerpo. En nuestras actividades diarias, entre el movernos, el sentarnos y el acostarnos, hemos llegado a establecer pautas y hábitos. Nos inclinamos, nos sentamos, nos ponemos en pie y dormimos de ciertas maneras, y eso crea desequilibrios en nuestra estructura corporal. Con los años, esto puede ser causa de posturas deficientes, rigidez, dolor, tensión y un desgaste desigual en las articulaciones y los discos intervertebrales. Durante la práctica de las posturas yóguicas se ponen de manifiesto las articulaciones y los grupos musculares que están tensos y rígidos. Las posturas y las contraposturas que las complementan son simétricas y realinean el cuerpo. La nueva alineación resultante de la práctica del yoga terminará por hacerse natural, de manera que el practicante tendrá mejor porte y se moverá mejor en la vida cotidiana. Cuando practique el yoga, procure superar cualquier desequilibrio o asimetría que descubra en su cuerpo, y acentúe el trabajo en las zonas débiles o rígidas. Aunque nos han condicionado para que creamos que tenemos un predominio del lado derecho o izquierdo del cuerpo, ambos lados se pueden desarrollar de forma similar. No sea unilateral; y éste es un buen consejo tanto para el yoga como para la vida. Cultive la simetría y el equilibrio, la gracia y la belleza.

Trabajar frente a forzar

Para mantener una musculatura sana y con el tono correcto se necesita una actividad regular. Hasta los huesos se fortalecen con el uso. Si hace usted trabajar a sus músculos más allá del nivel habitual de actividad, eso es para ellos señal de que han de incrementar su fuerza. No confunda el principio yóguico de no forzar con no trabajar. Forzar es imponer una tensión que va más allá de su límite justo. Forzar las posturas puede ser causa de lesiones. Trabajarlas con inteligencia fortalecerá y tonificará su cuerpo.

La inteligencia del cuerpo

Un principio importante en el hatha yoga es aprender a escuchar cuando habla la inteligencia del cuerpo. El cuerpo no se expresa con palabras, pero si lo escucha comprobará que se comunica con toda claridad. Le enseñará el movimiento correcto y le ensañará sus errores; sabe cantar cuando usted trabaja y también sabe pedir descanso. El dolor es una de las voces del cuerpo: un dolor agudo le dice que se detenga; un dolor sordo, que respire profundamente y no vaya deprisa, porque está transfiriendo energía a zonas nuevas. Esta inteligencia de su cuerpo, que es la fuerza vital, es una gran maestra. Préstele atención.

Fuerza y flexibilidad

El hatha yoga es el yoga del sol (ha) y de la luna (tha). El sol simboliza la fuerza, es lo que calienta y expande; la luna, la flexibilidad, lo que refresca y contrae. Armonizar y equilibrar estas energías es uno de los propósitos del hatha yoga. La fuerza sin flexibilidad es causa de rigidez, y la flexibilidad sin fuerza produce fragilidad. En cada postura se combinan ambas energías, la del sol y la de la luna. No las practique con rigidez (con demasiad ha) ni con flojedad (con demasiada tha). Estírese para alcanzar cada posición, y manténgala dinámicamente.

La extensión de la columna

El yoga considera que la columna es una continuación del cerebro. La mayor parte de los nervios del cuerpo pasan a través de la columna, y están protegidos por ella. Los yoguis miden el envejecimiento por el estado de la columna. Conforme uno envejece, la columna se hace progresivamente más rígida, lo cual afecta tanto al cuerpo como a la mente. Una columna flexible resulta vital para el mantenimiento de la vitalidad, la salud y la juventud. La gravedad atrae constantemente el cuerpo hacia abajo, de modo que los músculos que sostienen las vértebras deben trabajar mucho para mantener la columna erguida. Las posturas yóguicas estiran y extienden la columna vertebral, ensanchando el espacio que hay entre las vértebras. Asegúrese de mantener la espalda extendida cada vez que efectúe una torsión o que se incline hacia delante o hacia atrás. No permita que la espalda se acorte o se hunda en ninguna postura.

Yoga y deporte

El deporte y el ejercicio físico en general no son incompatibles con el yoga. Por el contrario, ambos se complementan muy bien, y es frecuente que el yoga eleve su nivel de rendimiento. La mayoría de los deportes producen tensión en los músculos y crean desequilibrios debido al uso desigual de los grupos musculares o de un solo lado del cuerpo. Esto aparta al esqueleto de su alineación, y para corregir dichos defectos el yoga resulta inapreciable. Ciertas actividades, como por ejemplo el levantamiento de pesas y la carrera, pueden causar acortamientos musculares graves. Cuando esto suceda, es aconsejable restringir la actividad que los ocasiona hasta que la práctica del yoga les devuelva la flexibilidad y el equilibrio. El estiramiento provocado por las asanas yóguicas alarga los músculos, y un músculo más largo utiliza con mayor eficiencia la energía y es menos propenso a lesionarse. Por todas estas razones, porque mejoran la coordinación, la atención, la eficiencia y, en general, la manera de usar el cuerpo, las posturas de yoga constituyen un excelente entrenamiento.

El movimiento de la energía

El yoga reconoce la existencia de un cuerpo energético que anima y activa el cuerpo físico. El cuerpo energético se carga y se vitaliza mediante la práctica de las posturas yóguicas, y por eso es importante aprender a mantenerlas en forma dinámica. No permita que se oscurezca la conciencia del movimiento y de la postura; mantenga el fluir de la energía para que el cuerpo esté vivo y radiante. Aun cuando el cuerpo físico no pueda alcanzar por completo una postura, usted podrá percibir la posición y la acción correctas si mueve adecuadamente su energía corporal. Por ejemplo, cuando las instrucciones le indiquen que debe extender o hacer torsión de la columna y no pueda llevar el movimiento hasta el final, sienta como su cuerpo energético se extiende o realiza la torsión que completa la postura. Al fin, el cuerpo físico lo seguirá.

El umbral

Manténgase siempre en el umbral de su capacidad. Cada cuerpo posee su propio umbral, que cambia un día para otro. Incluso un estudiante adelantado acumula tensiones y desequilibrios, porque la vida moderna está regida por el estrés psicológico y la inactividad física; todos permanecemos sentados, en pie o conduciendo durante largos períodos. Cada día deberíamos descubrir nuestros propios umbrales, que se definen por los límites de la flexibilidad y de la fuerza, y cuya señalización la marca el dolor o la inmovilidad. Cuando se aproxime usted a su límite, el cuerpo comenzará a advertírselo con un ligero dolor. No insista, manténgase en el umbral del dolor, o bien adéntrese suavemente en el con la respiración. El yoga es una ciencia viviente, un aprendizaje continuo. Tenemos una marcada tendencia a buscar la comodidad de llegar a un lugar donde podamos abandonar una vez más la vigilia. Con el yoga se aprende a permanecer en el umbral y a penetrar lo desconocido.

Amar y abandonar el cuerpo

Nuestros cuerpos son el requisito más básico para actuar en este mundo. El yoga insiste en la necesidad de cuidar y mantener el cuerpo. ¿Qué haría usted si alguien le regalase un coche y le dijera que es el único que tendrá en toda su vida? ¿Cómo lo mantendría? ¿Le pondría acaso combustible y aceite de mala calidad, o lo trataría con un cuidado enorme, sabiendo que debe durarle toda la vida? No tenemos más que un cuerpo para toda la vida, y si abusamos de él y lo destruimos se convertirá en una carga. Claro que, el cuerpo se desgastará por más que lo cuidemos, y por el hatha yoga nos enseña que el apego al cuerpo y la vanidad ocasionan dolor y sufrimiento. El yoga nos enfrenta a esta paradoja: ame a su cuerpo y cuídelo, pero no se apegue a él tanto como para olvidar que es efímero.

La relajación

La relajación es un arte que se ha perdido, o poco menos, en nuestra sociedad súper acelerada. La tensión física afecta a la mente, de la misma manera que una mente nerviosa, tensa o que charla sin cesar afecta al cuerpo. Cada uno de ellos refleja al otro y es el otro. La relajación total no puede lograrse con el simple descanso, ni entregándose a alguna diversión. La verdadera relajación, la que rejuvenece y renueva, es un estado positivo de equilibrio en el cuerpo y en la mente, y se alcanza mediante la acción. El hatha yoga le permite liberar energías bloqueadas y tensiones acumuladas; le devuelve a su integridad y le da la posibilidad de experimentar una relajación y una ecuanimidad auténticas.
Cuando empiece a aprender las posturas, es probable que se canse pronto. Ese cansancio es fácil de vencer con una práctica regular, si aumenta paulatinamente el tiempo que pasa en las posturas conforme aumenta su capacidad. Al comienzo, descanse un poco entre las posturas, pero no tanto como para que el cuerpo se enfríe y pierda energía. A medida que progrese, comprobará que ya no necesita descansar entre una postura y otra.
Termine cada sesión con un período de descanso consciente. Descanse tranquilamente, y ayúdese con la mente para alcanzar un efecto pleno. Mientras está tendido de espaldas, relaje conscientemente todo el cuerpo, y deje que todo su peso descanse por completo en el suelo. Libere todas las rigideces y tensiones, y permita que el cuerpo afloje. Efectúe unas cuantas respiraciones profundas y después deje que el ritmo se haga más lento y se aquiete. Si durante unos diez a quince minutos relaja todas las tensiones, experimentará un gran bienestar.


Fuente: "Double Yoga" - Ganga White

2 comentarios:

  1. oLA.Mui Padre Blok. Mui interesante.. Felicidades .Espero que haya mas personas interesadas en el tema de yoga. Saludos

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    1. Hola Mónica y Gracias! Que las publicaciones te sean de utilidad e incentiven a la práctica. Saludos!

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