viernes, 7 de noviembre de 2014

BASES FILOSÓFICAS DEL PURNA YOGA por Haridas Chaudhuri

Hemos obtenido ya una idea de los principios fundamentales del Yoga Integral y su diferencia con otras formas de concebir la perfección humana. Hemos visto que el Yoga integral constituye fundamentalmente el arte de la Vida Divina, el arte de encarnar el Espíritu en las condiciones ofrecidas por la Materia. Su objetivo es una transformación divina completa de nuestro modo de existencia en el mundo, tanto individual como social mediante la luz y el poder de la Supermente que es el más elevado dinamismo del Espìritu supremo.

Ahora bien, este ideal de transformación divina o del "florecer de lo Divino en el ser humano" no es ni una absurda quimera ni el irrealizable sueño vacío de un visionario ajeno a las cuestiones prácticas. No cabe duda que es posible su realización en la medida en que se halla enraizado en la naturaleza de la realidad última. Es más, constituye el propósito secreto del avance creativo de la Naturaleza, la estrella que guía el proceso de la evolución terrestre.
La justificación racional del ideal del Yoga integral la ofrece el No-dualismo integral, el cual representa una visión de la Realidad en su infinita riqueza de contenido (una visión del Espíritu en sus diversos estados y una visión de la Naturaleza en el pleno significado del creativo fluir de su esfuerzo evolutivio). El ideal del Yoga integral, en otras palabras, tiene su fundamento filosófico en el No-dualismo integral, que es una concpeción del mundo dinámica omniábarcante. Proponemos aquí resumir algunos de los rasgos destacados del No-dualismo integral en tanto que constituye el trasfondo filosófico o la fundamentación filosófica del Yoga integral.


Rechazo de todas la formas de ilusionismo y de dualismo

El Yoga integral pretende la completa transformación divina de la vida material del ser humano. Pero este ideal habría sido simplemente ridícula si la existencia material fuera una mera ilusión o un juego de sombras, destinada a disiparse con el amanecer de la iluminación espiritual más elevada. De ahí que el rechazar enérgicamente todas las formas de Ilusionismo - incluyendo el Mayavada - y conceder al mundo fenoménico de la pluralidad verdadera realidad y verdadero significado haya sido uno de los principales objetivos del No-dualismo integral.
Pero, el ideal de la Vida Divina hubiera sido una propuesta absurda no sólo si no hubiera una verdadera vida que divinizar, sino también si nuestra vida estuviera hecha de un material completamente no-divino. El dualismo extremo es un obstáculo tan grave en el camino de la Vida Divina como lo es el monismo extremo. Si la matriz de nuestra existencia encarnada fuera la Materia tal como la concibió Descartes, o la prakriti concebida por el Sankhya (es decir, algo totalmente opuesto a la naturaleza del Espíritu), entonces todo discurso acerca de una transformación divina no podría ser más que cháchara sin sentido. Pues, algo esencialmente opuesto al Espíritu no sería capaz de ninguna transformación espiritual auténtica. Por tanto, el No-dualismo integral ha insistido siempre en el rechazo de todo tipo de dualismo. Ha intentado mostrar que el universo material es, en ultima instancia, una manifestación objetiva del Espíritu.

No sólo ha destruido el mito de la oposición diametral entre Materia y Espíritu, o entre prakriti y purusha, sino que ha intentado reivindicar la profunda tesis de la Upanishads afirmando que la Materia, en su esencia más profunda, es idéntica al Espíritu supremo o Brahman, annam Brahma. Dado que la Materia es un modo de expresión del Espíritu, el universo material puede, ciertamente, funcionar como el escenario para la manifestación del último.

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