jueves, 12 de enero de 2017

SAMATVAM: EL YOGA DE LA ECUANIMIDAD por Paramahansa Satyananda

El aspirante espiritual tiene que volverse un experto en vivir entre los eventos positivos y negativos de la vida. A veces hay éxito y a veces hay fracaso. Ambos nos llegan de una manera o de otra. La felicidad nos lanza hacia la infelicidad y la infelicidad nos devuelve de nuevo hacia la felicidad; vamos de la una a la otra como un balón de un lado a otro. Para obtener equilibrio mental no es necesario cambiar la vida; solo hay que desarrollar un nuevo tipo de filosofía.

¿Cuál es esa filosofía? Si la llamamos desapego, no abarcaría toda la filosofía del yoga, porque externamente pasamos por buenos y malos momentos, pero no abandonamos ni una sola cosa. El trabajo, las relaciones, los frutos de las acciones, las consecuencias, los reveses y las derrotas, todo lo tenemos que experimentar. No podemos escapar o rechazar ninguna experiencia. Si tratamos de ignorarlas durante las horas de vigilia, viven en nuestros sueños. Nos persiguen a lo largo de la vida porque tenemos que pasar por ellas.

Todas las experiencias son valiosas. Incluso si sufren debido al esposo, a la esposa, a los hijos o a los amigos, o debido a ciertos complejos como por ejemplo de inferioridad, de superioridad o narcisismo, o si sienten culpa o pecan o tienen una naturaleza sexual perversa, todo hay que manejarlo. No importa si son arrogantes y obstinados, o muy buenos y caritativos, o si explotan o son explotados por sus amigos, tienen que aprender de esa experiencia. No es necesario que luchen contra sus apegos o que fuercen el desapego; tienen que encontrar un camino para vivir.

En vez de desapego filosófico, es más apropiado llamar a este camino una filosofía de equilibrio mental. Toma tiempo desarrollar el desapego. No es tan fácil como para empezar a partir de hoy. No se trata simplemente de decir, "No, no estoy relacionado contigo; no estoy apegado a ti". Cada uno de ustedes está relacionado con todos los demás: padre, madre, hermanas, hermanos y primos. Y de tiempo en tiempo algo pasa entre las personas que afecta la mente y destruye completamente la estructura mental. Como resultado, la perspectiva que uno tiene frente a la vida se desequilibra y todo se ve afectado. Sin embargo, no se puede avanzar en el camino espiritual con una mente afectada. Es más apropiado llamar a esta filosofía equilibrio mental, puesto que todos los aspirantes deben ser muy cuidadosos en mantener la mente estable bajo cualquier circunstancia.

Traten siempre de alcanzar y mantener equilibrio mental. Siempre pasarán cosas que los tocan, y sin embargo, deben seguir adelante. De alguna manera deben ser capaces de mantenerse por encima del fragor. No permitan que nada los abrume. No se preocupen. Puede ser imposible ser ciento por ciento leal a las propias convicciones todo el tiempo pero de todos modos hay que tratar, porque nada debe lastimar la mente. El equilibrio mental es una sadhana; es una forma de cuidar la mente. Nuestras relaciones son tensas y dolorosas, crean miedos, tristezas, tensiones, estrés y muchas otras experiencias, pero eso debe cambiar. Las experiencias van y vienen y debemos aprender a observarlas y a convertirnos en testigos.

El equilibrio mental se mantiene mediante la actitud de testigo. Una definición de yoga es, el arte a través del cual nos convertimos en espectadores de todas las experiencias de la conciencia. Es casi que un proceso de desunión, porque cuando empezamos a expandir la conciencia y a convertirnos en testigos, nos separamos a nosotros mismos de nuestra conciencia externa....

... Traten de entender que todo lo que se cruza en su vida, todas las personas y todos los eventos, son en realidad por naturaleza neutrales. No son fuente de dolor ni fuente de alegría; es debido a una filosofía defectuosa que sufrimos y atribuimos nuestro sufrimiento a esos eventos, objetos y personas. En la nueva filosofía se debe establecer una distinción absoluta según la cual ningún objeto, evento, persona o experiencia se puede volver la fuente de una respuesta positiva o negativa; un filosofía según la cual nada puede perturbar su equilibrio. Ésta es la filosofía de samatvam yoga.

Cuando esta nueva filosofía llega a la vida, externamente todo sigue siendo igual, pero la relación con cada una de las cosas con las que nos relacionamos cambia. Este cambio tiene un propósito espiritual superior: alcanza paz y ecuanimidad mental. Esta paz conduce a la bienaventuranza más alta y a la liberación de las ataduras de la existencia mundana.

Debemos vivir como un loto en el agua. El loto nace en el agua, vive en el agua y sobrevive en el agua pero permanece totalmente seco. Todos nacemos en el mundo y sobrevivimos gracias al mundo porque sin él no hay nada. No hay ningún ruido en el mundo; no hay paz en los Himalayas. Ambos están en nuestro interior. Si logran tener quietud y paz en la mente, pueden alcanzar el yoga más alto, tener darshan de Dios. Es cierto que se puede tener darshan de Dios incluso en la casa, y también es un hecho que se puede encontrar paz en el mundo.

Traten de comprender la profundidad, la universalidad y la eternidad de su naturaleza a través de la vida misma. La felicidad perfecta y la paz suprema solo se experimentan después de la introspección y análisis de sí mismo y de emprender el camino de la sadhana, y por lo tanto de tomar la determinación de llevar una vida virtuosa y divina. El proceso que conduce al estado de samatvam (ecuanimidad) es un arte, un método para lidiar con la propia mente. Es un proceso de convertirse en testigo, y un proceso a través del cual uno libera la mente de sus limitaciones. En la etapa final de este proceso se adquieren luz, paz, tranquilidad, comprensión, sabiduría, alegría y bienaventuranza.

El arte de la ecuanimidad es una virtud en sí misma. Tiene que ser completa. Para el principiante es esencial tener fe en posibilidades superiores, remover constantemente los pensamientos innecesarios, corregir la mente y convertirse en un testigo desapegado. El mundo material se debe aceptar sin apego y sin aversión. Recuérdense a sí mismos que todo lo que sea favorable para alcanzar la conciencia suprema se debe aceptar, y todo lo que sea desfavorable se debe rechazar. A esto se le llama samata, ecuanimidad.

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