domingo, 14 de abril de 2013

LA MENTE - Swami Digambarananda

El yoga mental se denomina Raja Yoga. Este sistema es el que ha otorgado al yoga la categoría de Darshana o escuela filosófica de la India. Su objetivo fundamental es purificar la mente y despertar todo su potencial.
El resultado final de este proceso es la Autorrealización o Iluminación donde el ser humano alcanza su máximo nivel de evolución.

La palabra mente abarca muchos aspectos. Podemos definirla como el instrumento de la consciencia del individuo. Según el yoga está constituida por la interrelación de cuatro facultades: Intelecto, Ego, Pensamiento y Memoria.

Una de las primeras cosas que nos propone el yoga es que tenemos que comprender qué es la mente y cómo funciona. A partir de dicha comprensión podremos despertar el potencial que contiene y utilizar su inmensa capacidad de un modo adecuado y eficiente. La metodología empleada en el Raja Yoga o yoga mental es muy amplia y variada. La meditación o Dhyana es su método principal.

La facultad del pensamiento es muy dinámica y consigue que nos identifiquemos con su actividad fluctuante y caprichosa. A menudo solemos ser arrastrados por sus inercias perdiéndonos en un mundo de fantasías que nos desconecta de nuestra realidad. El pensamiento suele orientarse hacia el pasado o hacia el futuro con lo que nos olvidamos del presente y por lo tanto de la realidad, ya que el pasado y el futuro no existen. No significa esto que no debamos pensar acerca del pasado y el futuro. Esto es apropiado siempre y cuando no sea una inercia y nos sirva para relacionarnos con el presente o hacer Previsiones para el futuro.

Lo primero que nos enseña el yoga es a centrarnos en el momento presente. Establecidos en el presente podemos relacionarnos con la realidad e interactuar con ella en función de lo que demanda cada situación. Entonces desaparecen los comportamientos mecánicos. Nuestras respuestas a todos los eventos de la vida dejan de ser una reacción para convertirse en plena acción consciente.

La primera etapa en el trabajo mental es el desarrollo de la atención y todas las técnicas de meditación tienen este mismo punto de partida. Cuando empezamos a realizar la práctica de la atención y a vivir atentamente, se presentan de forma espontánea los condicionamientos que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida, y que nos gobiernan desde las capas profundas de la mente. Al estar atentos podemos reconocerlos sin implicarnos. En ese momento pierden toda su fuerza y tenemos la oportunidad de desactivarlos. Es así como se purifica la mente.

La segunda etapa del trabajo mental consiste en colaborar con este proceso de purificación mental que nos libera de todas las cargas del pasado y nos permite comenzar a vivir de forma libre y espontánea.

La tercera etapa es el cultivo de la concentración, y consiste en unificar todo el potencial de la energía mental hacia un solo punto. Gracias a la concentración somos capaces de penetrar en la esencia profunda de todo fenómeno. El perfeccionamiento de la concentración desemboca en los estados conocidos como Meditación y Superconsciencia. En estos estados se trasciende la dinámica dual del pensamiento y se desarrollan la comprensión profunda y la sabiduría.

La culminación de este proceso que despierta y actualiza todo el potencial del individuo se denomina Autorrealización.

 Swami Digambarananda

LA MEDITACIÓN Y LAS DIMENSIONES DE LA MENTE

La mente tiene tres áreas de manifestación o dimensiones. La que más conocemos es la dimensión consciente o estado de vigilia. Este es el estado en el que funcionamos en la vida cotidiana. Durante la vigilia somos conscientes de nuestro cuerpo físico y nos relacionamos con el mundo exterior a través de los cinco sentidos. La información que nos suministran los sentidos la procesamos mediante las cuatro facultades de la mente (intelecto, ego, pensamiento y memoria).

La segunda dimensión es el nivel subconsciente que se corresponde con el estado de sueño con ensueño. Cuando todas las noches habitamos en este plano perdemos la consciencia del cuerpo físico y los sentidos se desconectan. Pero la mente sigue activa utilizando el material almacenado en la memoria.
Nos identificamos con los sueños y los experimentamos como reales. La mayoría de estos sueños son producto de nuestros condicionamientos y representan una válvula de escape y digestión para nuestras tensiones internas y nuestras contradicciones.

El nivel inconsciente es la tercera dimensión de la mente y está relacionada con el estado de sueño profundo. Cuando entramos en el sueño profundo ignoramos por completo nuestra existencia. La consciencia se desconecta del cuerpo físico y de la mente. Al no haber ninguna actividad mental vivimos en un estado de completa beatitud del cual no recordamos nada al despertarnos. Solo nos queda una magnífica sensación de recuperación y descanso.

La vía de la meditación yóguica es un viaje a través de estas tres dimensiones. Comenzamos en la dimensión consciente desarrollando atención y relajación. Después penetramos en el nivel subconsciente encontrándonos con todo tipo de manifestaciones del material almacenado en la memoria. Es entonces cuando tenemos la oportunidad de procesar nuestros condicionamientos y contradicciones para conseguir la purificación mental.

Una vez realizada la purificación de los contenidos mentales se produce la inmersión en la dimensión inconsciente. Pero a diferencia de lo que sucede durante el sueño profundo, en el proceso meditativo la consciencia permanece activa. Mientras que la mente consciente y subconsciente tienen un carácter individual, el nivel inconsciente es colectivo y podemos identificarlo con la mente universal donde está incluida toda la información acerca del universo y de la existencia. En el estado de meditación la mente individual se reintegra en la mente universal donde adquiere y realiza todo su potencial.

La consumación de la meditación es la armonización e integración de los tres niveles de la mente y se denomina también estado de Turiya. Turiya significa cuarto estado o dimensión transcendental. Es un estado mas allá de la mente habitual y no es posible definirlo con el intelecto. Este estado representa la culminación del perfeccionamiento del ser humano.

Este horizonte de armonización, desarrollo y evolución, tanto personal como social, es una parte importante de lo que nos propone el Yoga como cultura del siglo XXI.


Fuente: revista "Darshan"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.