domingo, 8 de junio de 2014

EL SISTEMA YOGA por Swami Krishnananda - part 2

LA REALIDAD ESPIRITUAL 

¿Y qué es lo más profundo? El cuerpo físico siendo externo, como parte del mundo físico debe considerarse un objeto, como las otras cosas del mundo, y está constituido por los cinco elementos. Este cuerpo material de los cinco elementos actúa como vehículo de ciertos poderes que trabajan desde dentro. Nuestras acciones son movimientos de esos poderes. Hay una energía dentro del cuerpo que es diferente de los elementos. Esa energía se llama prana o fuerza vital. El prana tiene muchas funciones que son responsables por el funcionamiento del cuerpo. Los órganos de acción, a saber, el del habla (vak), las manos (pani), los pies (pada), los genitales (upastha) y el ano (payu), se mueven por el poder del prana. Pero el prana es una energía ciega y necesita ser dirigida apropiadamente. Sabemos que no hacemos algo por hacerlo en cualquier momento, sino que actuamos con algún método e inteligencia. Hay un principio rector tras el prana. Pensamos antes de actuar. La mente es, por tanto, interna al prana. Pero el pensamiento, de nuevo, es regulado por algo más. Nos ocupamos en pensamiento sistemático y seguimos un curso lógico en cada forma de contemplación y acción. Ese determinante lógico de todas las funciones en la vida es el intelecto, que es la más elevada de las funciones humanas, y es inseparable del principio del ego en el hombre.

Todas estas funciones del aparato psicológico son, sin embargo, confinadas a lo que se llama el estado de vigilia. El ser humano parece estar pasando de este estado a otros, tales como el de ensueños y el de sueño profundo. Aunque tenemos alguna clase de conciencia en el estado de ensueños, en el sueño profundo estamos despojados de toda conciencia.
No obstante, sabemos que existimos cuando dormimos. Esto significa que podemos existir sin hacer nada, aún sin pensar.
La condición del sueño profundo es una paradoja para la psicología y la parte esencial del análisis que hace el Yoga. Es extraño que en el sueño no sepamos ni siquiera de nosotros mismos y, sin embargo, sabemos que entonces existimos.

Una experiencia pura y simple de la naturaleza de la sola conciencia es lo que constituye el sueño profundo, no obstante que no estemos conscientes de ello, debido a una dificultad peculiar en la cual parece que quedamos involucrados cuando dormimos. En el sueño profundo la conciencia no está asociada con los objetos, de ahí que permanezcamos sin darnos cuenta de todo lo exterior. Al mismo tiempo hay inconsciencia de la propia existencia debido a que hay solo la potencialidad para la percepción objetiva. El resultado es, sin embargo, que lo más profundo en el individuo es la conciencia, la cual es llamada con nombres tales como el atman, Purusha, etc. Este es el real Ser.

Ahora, ¿qué es lo más profundo en el cosmos?
Aprendimos que hay cinco elementos. Pero esta no es la representación total de la creación. Hay realidades dentro del universo físico, así como las hay dentro del cuerpo individual.
Si el prana, la mente, el intelecto, el ego y la conciencia, son internas a la estructura corporal, también hay tremendas verdades internas al universo físico. Dentro de los cinco elementos hay cinco fuerzas que manifiestan dichos elementos. Esas fuerzas son las causas universales de todo lo físico, y se denominan tanmatras, término que significa la esencia de los objetos. Hay tal fuerza o poder tras los elementos Eter, Aire, Fuego, Agua y Tierra. Sabda o sonido es la fuerza tras el Éter. Pero este sonido es diferente de lo que solamente escuchamos con nuestros oídos. Es el principio sutil tras el Éter, por el cual los oídos son capaces de escuchar. Este es el sonido como tanmatra. De igual manera están los tanmatras del Aire, Fuego y Tierra, llamados respectivamente, sparsa o tacto, rupa o forma, rasa o gusto, y gandha u olfato. Esos poderes son energías sutiles inmanentes a los elementos que constituyen el universo físico.

La ciencia moderna parece corroborar la presencia de estas esencias tras los cuerpos. Se dijo alguna vez que el mundo estaba hecho de moléculas o sustancias químicas.
Investigación posterior reveló que las moléculas no son la última palabra, y que estas estaban formadas por átomos. Denuevo la investigación comprobó que aún los átomos están formados por ciertas sustancias que tienen el carácter tanto de ondas de energía, como de partículas de fuerza. Fluyen como ondas, y algunas veces se mueven como partículas. Un gran físico prefirió, por lo tanto, designarlas como “ondículas”. Éstas se han llamado electrones, protones, neutrones, etc., de acuerdo con su estructura y función. Su esencia es fuerza. No hay nada sino fuerza en el universo. Solamente hay un continuo de energía por todas partes. Los tanmatras del sistema yoga, no obstante, son más sutiles que
la energía del científico, así como el prana es más sutil que la electricidad.

Así como detrás del prana está la mente, detrás de los tanmatras está la Mente Cósmica. Más allá de la Mente Cósmica están el Ego Cósmico y el Intelecto Cósmico, teniendo este último un nombre especial, Mahat. Más allá de Mahat está lo que se llama prakriti, en la que todo el universo existe como un árbol en su semilla, o como un efecto en su causa. Trascendiendo prakriti esta la Conciencia Absoluta, llamada Brahman, Paramatma y similares. Por lo tanto, si buceamos profundamente aquí o allá dentro de nosotros mismos o dentro del cosmos, encontramos la misma Cosa-Conciencia. Y las etapas de la manifestación en el individuo se corresponden con las del universo. El objetivo del yoga es llevar a cabo una comunión entre el individuo y las estructuras cósmicas y darse cuenta de la Realidad última. El yoga pone ante nosotros el objetivo de una unión en donde el infinito y la eternidad parece que se unen. 

El objetivo del yoga es elevar la situación de la persona a nivel cósmico, y eliminar la falsa diferencia entre lo individual y lo cósmico. El cosmos nos incluye a nosotros y a las cosas. El individuo es parte del cosmos. Entonces, ¿por qué nos referimos separadamente a la persona? Este es un error que el yoga corrige eficazmente. Considerar el cosmos como un objeto externo sería como desafiar su verdadero significado. 

Imaginarnos a nosotros mismos como sujetos contrapuestos a un objeto llamado cosmos, sería entorpecer la comprensión del cosmos e interferir con su armonía y funcionamiento. El yoga corrige este error y de esta manera el mortal se vuelve Inmortal. En la medida en que el individuo es parte del cosmos, este logro no será difícil. El individuo no está separado de lo cósmico, pero parece que hay cierta confusión en la mente del individuo que ha provocado un aislamiento artificial de sí mismo del resto del universo. Esta confusión se llama ajnana, o avidya, lo que en realidad significa una ausencia o negación del conocimiento verdadero. Aquí entramos en los dominios de la psicología profunda.

 Swami Krishnananda


PSICOLOGÍA PROFUNDA 

Avidya representa una condición en la que uno se olvida de la realidad y es inconsciente de su existencia. De alguna manera hemos olvidado la verdadera naturaleza de nuestro ser, es decir, la universalidad de nuestro verdadero ser. Esta es la primera función de la ignorancia. Sin embargo, esto tiene consecuencias más graves. Porque también hace que uno se equivoque al creer lo no-eterno (anitya) por lo eterno (nitya), lo impuro (asuchi) por lo puro (Suchi), el dolor (duhkha) por el placer (sukha) y el no-Ser (anatman) por el Ser (atman).Es obvio que el mundo con su contenido es transitorio y sin embargo, se abraza como una entidad real. 

Incluso la llamada solidez o sustancialidad de las cosas es cuestionado hoy por los descubrimientos de la ciencia moderna. La Teoría de la Relatividad ha puesto fin a cosas tales como la materia o el cuerpo estables, e incluso a una ley estable con la cual trabajar. Sin embargo el mundo es amado como realidad. Esta es una de las funciones de avidya. Así, también, el cuerpo impuro, que apesta cuando se le priva de la vida o no se le atiende a diario, es amado y consentido como una sustancia pura. La picazón de los nervios es considerada como incentivo para el placer, y rascarlos en busca de una satisfacción imaginaria, parece ser el objetivo de todos los contactos de los sentidos en la vida, cualquiera que sea su naturaleza. El aumento del deseo (pariṇāma) después de cada indulgencia sensorial, la ansiedad (tapa) que sigue a todo intento de cumplir un deseo, el indeseado efecto en forma de impresiones psíquicas (samskara-duhkha) que siguen al despertar de todos los goces sensuales y la actividad obstructiva de los modos relativos de las cosas (las tres gunas) llamadas sattva, rajas y tamas, que giran como una rueda sin descanso (guna-vritti virodha) apuntan al hecho de que el placer mundano es un nombre dado al dolor por los ignorantes. Además, los objetos son amados como si fueran uno mismo, mientras que en realidad no lo son. Todas estas son las características de avidya o ignorancia, debido a que existe una distorsión total de la realidad en una apariencia llamada universo de espacio, tiempo y objetos. 

Otro resultado que espontáneamente se desprende de avidya es asmita o el sentido de ser. Este sentido es la conciencia de la propia individualidad y personalidad, el ego, ahamkara o autoafirmación. El olvido de la universalidad termina en la afirmación de la individualidad. La noción equivocada de que el individuo está orgánicamente separado del universo y la consecuente auto-afirmación (Asmita), la bifurcación de gustos y disgustos respecto de las cosas (ragadvesha) y el anhelo de conservar por todos los medios el propio cuerpo (abhinivesa), son los efectos de Avidya, que se derivan de ella en secuencia lógica. No conocemos el Ser Universal. Sólo sabemos lo particular y lo individual. 

Amamos y odiamos los objetos. Nos aferramos a la vida y tememos la muerte. El primer error es pensar: "Yo no soy Universal '; el segundo, afirmar:" Yo soy particular "; el tercero, gustar de ciertas cosas y no gustar de otras; el cuarto, luchar por perpetuar la individualidad mediante los instintos de conservación y reproducción. El error de olvidar la universalidad ha producido la afirmación de la individualidad, que a su vez ha causado el amor y el odio, o el gusto y disgusto, todo lo que finalmente ha llevado al deseo de la vida y el horror de la muerte. Este es nuestro estado actual. Ahora tenemos que despertar de este confuso pensamiento y volver a la verdad del pensamiento universal. 
La unión del individuo con lo Universal es yoga. 

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