viernes, 6 de mayo de 2016

EL SEXO Y LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA por Swami Bhaktivedanta Padmanabha

Muchos artículos han sido escritos hasta hoy en relación al sexo. Y muchos otros también en relación a la evolución de la conciencia. Incluso, mucho se dice acerca de cómo combinar el sexo con la evolución de la conciencia. Pero esta vez deseo tratar este importante tema desde un enfoque alternativo: la propuesta será cómo incrementar al máximo el placer en nuestras vidas, al tiempo que se aprende a controlar y regular el impulso sexual.

Sabiduría sexual

En general, al hablar de sexo rápidamente pensamos en términos de placer y gozo. Y como absolutamente todos somos seres buscadores de felicidad y placer, todo lo que nos acerque a ello será incorporado de inmediato como parte de nuestra vida. No es la intención de este artículo atentar contra la sexualidad o condenar la búsqueda del placer, sino justamente lo opuesto: aprender cómo utilizar nuestra energía sexual de la forma más eficiente posible, de manera que el resultado final de ello sea llegar a sentir niveles de placer y felicidad como nunca antes lo imaginamos.

Para ello, grandes sabios a lo largo de la historia nos han compartido sus más secretos tesoros, gracias a los que, esto que puede sonar imposible, se vuelve totalmente posible. Muy en particular en la milenaria tradición del Yoga, encontramos múltiples consejos y prácticas que nos permitirán generar un reciclaje de nuestra energía sexual, y por ende una total renovación de nuestro campo físico, emocional y espiritual.

Sexo es energía creativa

En definitiva, cuando hablamos de “sexo” estamos hablando de energía sexual, y al hablar de energía sexual justamente nos referimos a una energía, a algo muy potente: lo suficientemente potente como para, en este caso, crear una vida. De esta manera, al lidiar con una energía tan tremendamente poderosa, debemos ser muy cuidadosos para saber utilizarla en la dirección apropiada, pues todo aquello que posee un gran poder generador, al ser usado inapropiadamente puede manifestar justamente el resultado opuesto. En este sentido, podemos decir que gran parte de los conflictos actuales que la humanidad padece se deben en realidad a una mala utilización de su energía sexual, también conocida como kriya-sakti o “energía creativa”.

Frustración es creatividad reprimida

De forma innegable, todos poseemos dentro de nosotros esta energía creativa, la cual busca expresarse a cada momento en distintas formas; cuando esto es permitido en forma sana y equilibrada, experimentaremos un gusto superior dentro de nosotros. Por ello, todos necesitamos aprender a canalizar semejante energía de acuerdo a nuestras inclinaciones, pues si sólo consideramos que esta energía creativa puede y debe ser expresada a través del acto sexual, nos veremos limitados y frustrados prontamente, quizás cometiendo el error de pensar que esa frustración se debe sólo a que no estamos teniendo suficiente vida sexual, cuando en verdad la solución a tal ansiedad sería justamente aprender a regular dicho impulso, y saber así dar lugar a otras formas de creatividad.

Yo y/o el otro

Por otro lado, en muchos casos el sexo es visto como aquel momento en el que puedo intentar satisfacer al máximo mi deseo personal de placer. Pero muchas veces tal deseo no considera los deseos o el placer de la otra persona, y por ende el acto sexual termina siendo limitado a una forma egoísta a través de la cual busco algo de forma ensimismada. La base universal para encontrar cualquier tipo de placer real es justamente la opuesta: hallar un centro en común que incluya los intereses y las necesidades de todos. De lo contrario, sólo cederíamos ante el egoísmo, el cual es la base del desánimo y el origen de todo conflicto en nuestras relaciones. Teniendo esto presente podemos entonces reconsiderar cuál debería ser la motivación apropiada a la hora de acercarnos al acto sexual.

Distinguir entre la represión y supresión

A la hora de hablar de este tema quizás se pueda pensar que lo que aquí se propone es algún tipo de “represión”, pero fundamental es saber diferenciar entre la represión y la “supresión”: represión significa no dar lugar a algo que naturalmente necesita expresarse, y supresión significa aprender a controlar (mediante cierto esfuerzo saludable) ciertas tendencias que nos perturban de alguna forma u otra. En relación a nuestra tendencia hacia la vida sexual, es más que importante considerar hasta qué punto tal demanda es algo excesivamente necesario en nosotros, o que pueda sentirse así en gran parte debido a las incontables influencias que rodean nuestra vida cotidiana: cosas tan simples como nuestra alimentación o aquello que leemos, escuchamos y vemos, todo ello genera un invisible pero poderosísimo impacto en nuestra conciencia, todo lo cual nos lleva en una dirección u otra.

De esta manera, al realizar ciertos ajustes saludables en nuestra vida cotidiana podremos, para nuestro asombro, contemplar cómo aquello que parecía imprescindible, se vuelve prescindible sin causar efectos necesariamente negativos. Obviamente que para que todo esto tenga buen resultado y no cause un desbalance psicológico en nosotros, debemos trabajar en forma gradual e idealmente con cierta guía que nos ayude a aprender cómo redirigir nuestras diversas energías hacia nuevas direcciones. Lograremos así que nuestro ser descubra nuevos horizontes sobre los cuales expresar su búsqueda por un placer superior.

Relación es más que sexo

Así, el darnos esta oportunidad abrirá las puertas para conocer algo milagroso: que (en este caso) no dependemos del acto sexual para vincularnos con otra persona, ni para “quererla más”. Hoy en día la mayoría de las parejas encuentran con el tiempo que sus relaciones se vuelven insostenibles, porque no logran ir más allá del vínculo sexual. Por ello, es vital que aprendamos a vincularnos desde una plataforma que no dependa exclusivamente de tal actividad, y así aprender a vernos, conocernos y apreciarnos sin una consideración sexual de por medio.

Del cuerpo a la conciencia

Muchas veces, el excesivo énfasis en el sexo nos puede llevar a ver a todos (nosotros incluídos) sólo como cuerpos, y a considerar nuestro interés por las personas con base en qué tan atractivas o placenteras pueden resultarnos externamente. Pero esta mentalidad sólo nos alejará más y más de los otros, así como de nosotros mismos; lo que en verdad somos es conciencia, y lo que en verdad necesitamos todos por igual es algo que se encuentra muy por encima de la mera identificación física.

Quien escribe este artículo es justamente alguien con una vida de swami, lo cual -entre otras cosas- incluye transformar profundamente la energía sexual. Y doy testimonio personal de que el resultado ha sido increíble, al llegar a conocer potenciales y aspectos de mi creatividad que lograron expresarse con una libertad antes desconocida. Y pese a que la mayoría de las personas no terminarán siendo swamis como yo, aún así considero que todas estas palabras son aplicables a cada caso, desde ya con los debidos ajustes de acuerdo a la situación específica.

Como mencioné al comienzo, con este artículo no intento transmitir una visión negativa de la vida sexual, sino compartir ciertas ideas que puedan permitirnos conectar el principio de la energía sexual/creativa con nuestro desarrollo interno. Si esto ocurre, incluso nuestra misma vida sexual comenzará a ser vista con otros ojos, apreciada como un intercambio sagrado, donde todos podamos ser parte de la gran celebración que esta vida representa.

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